El lenguaje es una de las habilidades más importantes del ser humano y se va desarrollando y construyendo en los primeros años de vida. El lenguaje es esa manifestación que permite que las personas podamos comunicarnos y de esta forma llegar a distintos acuerdos. La infancia es el proceso clave para esto porque el niño comienza a repetir las palabras que escucha y que continuamente sus padres o cuidadores están usando.
Los padres, generalmente, usan un lenguaje infantilizado conocido como el dialecto de mamá en donde hablan como si fueran niños también, pero algunos expertos dicen que a partir de los 18 meses de edad del niño ya esta forma de comunicación debe obviarse y hablarle al niño con las palabras y los gestos apropiados para que pueda aprenderlos e incorporarlos a sus sistemas de representación.
El niño va desarrollando un lenguaje en donde sus primeras palabras son mamá, papá tío, abuela, agua, el nombre de alguna fruta o el nombre de alguna persona…. Todo esto lo escucha, lo ve, lo siente en su entorno y por eso comienza a repetir para sentir que forma parte de ese espacio. El lenguaje que usan las personas que rodean a los más pequeños de la casa determina mucha de sus acciones y conducta. Un niño que crece en un espacio en donde usan un lenguaje ofensivo, en donde emplean malas palabras o palabras negativas repetirá estas palabras y harán que muestre mucho de lo tóxico de su entorno, ocasionándole seguramente inconvenientes en los espacios en donde esté. Al contrario, un niño que se desarrolla en un hogar en donde usan palabras positivas, muestran gestos de amor y en donde se comunican con respeto las personas que lo rodean, será un niño cariñoso, respetuoso y amable en todos los espacios en donde esté presente y además su capacidad de socializar será muy alta.
Los padres y cuidadores en ocasiones olvidan que están hablando con niños, es decir, que no pueden usar expresiones tan complejas o que puedan crear confusión en el niño. Conversar con el niño con la verdad, con amor y con mucho respeto harán que su infancia tenga bases muy sólidas para seguir creciendo como una persona sana física y mentalmente. Las expresiones de cuidado o de peligro son uno de los aspectos más mencionados por muchos expertos en temas de infancia y psicología. Frases tales como, ¡No toques eso! Puede hacer que el niño entienda al momento que no puede tocar ese objeto, pero también surgirá la curiosidad de por qué no puedo tocar eso. Muchos especialistas en el desarrollo del niño hacen énfasis en la importancia de explicarle al niño,con mucha paciencia, qué ocurre con esos objetos o incluso esos espacios que, por su edad, no son recomendados. Más que advertencias o prohibiciones, la idea es ir desarrollando en el niño una consciencia de responsabilidad y reconocimiento de sus conductas, deseos y sobre todo de sus palabras. La misión de todo esto es que poco a poco el pequeño entienda qué ocurre a su alrededor y cómo él es un agente importante en ese contexto.
Nuestros engreídos son el presente, pero también el futuro. El amor en cada palabra será como una semilla que vamos sembrando y que florecerá en adultos sanos y sin complejos.
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